sábado, 5 de marzo de 2011


Dele cariño a sus hijos

Es importante proveer a los hijos de todo lo material que necesitan, pero es indispensable satisfacer sus necesidades emocionales si se quiere formar a un individuo con una personalidad saludable.

“Los seres humanos están biológicamente diseñados para estar apegados a sus padres, no solo para satisfacer sus necesidades, sino porque son seres profundamente sociales.”
“Para lograr un buen apego con sus hijos, los padres deben preguntarse con honestidad ‘qué lugar ocupa mi hijo en mi vida, y cómo suplo sus necesidades emocionales’.”
La mujer está haciendo cola en la caja de un almacén de ropa, tiene a su esposo y dos niños a la par; el menor de los niños le pide que lo cargue y ella contesta gritando: “¡Ahorita no, dejame!” El pequeño encoge sus brazos y vuelve la cara a otro lado. ¿Qué opina usted de la respuesta de la madre? Puede que estuviera cansada, que por algún motivo le dolieran los brazos o que tuviera dolor de cabeza y eso la hubiera puesto de mal humor. Las posibles causas de su negación a cargar al niño son miles, pero ¿fue correcta la respuesta y el modo de hablarle?
La crianza de un hijo es un reto no solo por las necesidades materiales que hay que satisfacer, sino por la cuestión emocional. Un niño que crece con insuficiente afecto lo más seguro es que tendrá carencias emocionales importantes que determinarán su personalidad y el modo de interactuar socialmente. Un grito, un insulto, la falta de un abrazo, de una palabra de cariño, cuesta más caro a largo plazo que no comprarle los zapatos de marca que él pide o no pagarle el mejor colegio del mundo.
Diversos estudios se han realizado para determinar la importancia de lo que en psicología se conoce como apego. La primera persona en describir la teoría del apego fue el psicólogo John Bowlby, que estudió a niños que habían sido privados de su madre. De acuerdo con Bowlby, el apego le da al niño seguridad y es indispensable en el desarrollo de todos los seres humanos.
La doctora Patricia Morales, psiquiatra, explica que el vínculo emocional que desarrolla un niño hacia sus padres o la persona que lo cuida le proporciona seguridad, el pequeño se siente protegido incondicionalmente y sabe que hay alguien siempre ahí atento a sus necesidades.Escrito
Los seres humanos y otras especies en las que se ha estudiado el apego (algunas aves y los macacos) necesitan la cercanía física y afectiva de los demás. Eso es básico incluso para su supervivencia. Los niños, desde sus primeras etapas, requieren sentirse protegidos y aceptados, y eso se logra con mucho más que satisfacer sus necesidades fisiológicas, como alimentarlo o cambiarle los pañales a tiempo. El cariño, la atención oportuna a su llanto y sentir cerca a sus padres o la persona que lo cuida es básico para su desarrollo, explica la doctora Morales.
Un nivel de afectividad adecuado puede ayudar a prevenir que los hijos crezcan con inseguridad y baja autoestima, lo que resulta en que pretendan satisfacer sus vacíos emocionales con drogas, malas compañías o conductas de riesgo llegada la adolescencia y la adultez.
El apego se logra, en parte, dedicando tiempo a los hijos. Lo que explica la teoría del apego es que no basta con alimentar a un niño, se necesita construir vínculos emocionales.
En muchos hogares las múltiples ocupaciones de los padres impiden esa cercanía física con sus hijos, pero a veces basta con cambios de actitud. Por ejemplo, si la mujer que le gritó al hijo cuando le pidió que lo cargara lo hizo porque se sentía cansada, hubiera bastado con que abrazara al niño y le explicara sus motivos. El chiquillo no se habría sentido rechazado ni humillado, como evidentemente se sintió; ni siquiera era necesario chinearlo para no hacerlo sentir mal.
El apego se construye desde los primeros días de nacido, y hay quienes piensan que desde el útero. La doctora Morales recomienda que se inicie desde antes con la preparación de la pareja para concebir al bebé y al nacer, procurando la lactancia materna.
Escrito por Laura Molina.

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