jueves, 4 de noviembre de 2010

Falsos mitos.


Muchos medios de comunicación y diversos responsables de la Administración Pública, incluso algunos de los responsables de velar por la protección de la infancia, han difundido tres grandes y falsos mitos respecto a estos  Uno de estos tres falsos mitos estriba en considerar que se trata de niños de la calle, incluso ya en sus países de origen. Otro falso mito ha sido difundido con profusión mediante una campaña de criminalización de estos menores y jóvenes. Un tercer falso mito ha consistido en considerarlos resistentes o refractarios a la acción educativa. La mayoría de los menores y jóvenes que llegan a nuestro país no eran niños de la calle en su país de origen, ni tampoco puede considerarse que lo sean en nuestro país.
En referencia a la criminalización de estos menores y jóvenes, tenemos constancia de que los actos delictivos realizados por menores inmigrantes, de cualquier procedencia, son una minoría. No obstante, los medios de comunicación en general, acompañados y reforzados por algunas acciones de las Administraciones Públicas, han amplificado y falseado sistemáticamente las situaciones de conflictividad que en ocasiones han protagonizado algunos de estos menores y jóvenes.
El otro falso mito de considerarlos resistentes o refractarios a la acción educativa se desmiente con la experiencia de trabajo de los educadores de calle y de los centros abiertos diurnos, así como de los de Atención a la Infancia y de Justicia Juvenil. Los menores inmigrantes no se consideran a sí mismos como niños, ya eran autónomos en su sociedad de origen, y tienen claras expectativas laborales.  Los educadores que trabajan en este campo coinciden en destacar el interés que muestran los menores y jóvenes en realizar cursos de formación y de inserción laboral, y la regularidad con que asisten a las actividades.

martes, 2 de noviembre de 2010

NIÑOS EN LAS CALLES.

Es difícil encontrar una definición precisa que pueda definir la enorme variedad de circunstancias en las que estos niños de la calle viven día a día. Sus condiciones son muy heterogéneas, desde niños que pasan todo el día en la calle y duermen en casa, con unos padres poco capacitados para atenderle adecuadamente; a jóvenes totalmente independientes que establecen sus propios grupos sociales, o comunidades de drogadictos dedicados al robo. De cualquier modo, la UNICEF ha establecido dos categorías definitorias de este término:
  • Niños de la calle son aquellos que están relacionados con algún tipo de actividad económica, que va desde la mendicidad a la venta modesta. La mayoría de ellos vuelven a casa al final del día y contribuyen con sus ingresos a la economía familiar. Ocasionalmente pueden asistir a la escuela y normalmente mantienen cierto sentido de comunidad familiar. Debido a la precariedad de la situación económica familiar, estos niños pueden verse eventualmente empujados a una estancia más permanente en la calle.
  • Niños de la calle también son aquellos que realmente viven en la calle, fuera de un medio familiar convencional. Los lazos familiares pueden existir todavía, pero son mantenidos sólo ocasional o involuntariamente.
Los niños pueden terminar en la calle por distintas razones, de las cuales las más típicas son las siguientes:
  • No tienen elección: Han sido abandonados, son huérfanos o han sido expulsados de sus hogares.
  • Eligen vivir en la calle a raíz de maltratos sufridos en su casa, por negligencia de los padres o porque simplemente su familia no es capaz de cubrir sus necesidades básicas.
  • Eligen vivir en la calle por los ingresos que con sus actividades puedan reportar a sus familias. Si esos hogares y familias, como parte integrante de la sociedad, son incapaces de mantener la vida de ese niño, puede por tanto decirse que las razones últimas del abandono del domicilio paterno son las condiciones sociales, económicas, políticas y medioambientales impuestas por el conjunto de la sociedad en que ese grupo marginal se inscribe.
En un informe de 1993, la OMS sugería estos factores como causantes del fenómeno:
  • Desintegración del entorno familiar
  • Conflicto armado
  • Pobreza extrema
  • Desastres (naturales o provocados)
  • Hambre
  • Abusos físicos y sexuales
  • Explotación infantil
  • Desplazamiento social tras emigración
  • Urbanización y crecimiento descontrolado de suburbios
  • Incultura
La orfandad por otros motivos, como epidemias o sida es otra causa que podría añadirse a esta lista. Dentro de las causas es necesario mencionar la falta de resiliencia, esta falta de capacidad de enfrentar un entorno negativo y lograr salir adelante, aprendiendo diversas lecciones que son implementadas para resolver problemas futuros. Debemos preguntarnos ¿a qué se debe que niños en las condiciones familiares, económicas y sociales difíciles no abandonan sus hogares? (cita, Víctor Espino 2006). Por lo tanto, no sólo estamos ante un fenómeno con causas sociales, sino también personales, en donde se debe averiguar como procesó sus experiencias de vida cada niños, niña y adolescente, si tuvieron modelos a imitar para enfrentar o rehuir de los problemas.